La ciudad maravillosa como es llamada Río de Janeiro por tener toda una diversidad geográfica deslumbrante de playas, morros y bellezas naturales inmersas en su estructura urbana, todo esto junto al calor humano de su gente (carioca) es a su vez el reverso de esa moneda. Lo bello y lo feo en su máxima expresión, pero nunca a medias.
Desde una mirada comparativa con las ciudades de Colombia, y a la vez ciudades latinoamericanas en general porque se pueden encontrar muchas similitudes, Río de Janeiro tiene para asemejar con Cartagena de Indias, Bogotá, Medellín y Barranquilla. Esto puede incluir otras pero es solo a manera de contexto y cada quien puede ver similitudes con sus ciudades en particular.
De Cartagena puedes encontrar una serie de predios históricos que te recuerdan la ciudad heroica, algunos en barrios que tienen edificaciones modernas, lo más parecido a barrios como Manga o El Cabrero.
De Cartagena puedes encontrar una serie de predios históricos que te recuerdan la ciudad heroica, algunos en barrios que tienen edificaciones modernas, lo más parecido a barrios como Manga o El Cabrero.

Puedes encontrar también la incertidumbre a la seguridad. No es licencia cinematográfica de películas como Tropa de Elite o Ciudad de Dios decir que A cidade maravilhosa es peligrosa. Lo es y su componente turístico la hacen propicia para el bandido, para el asaltante y el vago que ven sangre dulce en el extranjero, en el foráneo que lleva dólares y euros, cámaras fotográficas, celulares y joyas consigo. Queda marcada la similitud de las favelas con las comunas de Medellín, teniendo en cuenta la similitud geográfica de tener cerros en la ciudad donde los desfavorecidos hicieron su espacio de vida. Aunque la capital de Antioquia también podríamos ver semejanzas en lo positivo, pues ambas ciudades se venden turísticamente, sacando el máximo provecho de su geografía y de sus logros urbanos.
Pero Río es también y sin entrar en comparaciones con alguna de las ciudades nombradas en este texto sino con Colombia en general, es de la cultura de “quítate tú para ponerme yo” de la cultura del dinero fácil; de allí que sea una foco de narcotráfico y bandas criminales que luchan contra una cultura política corrupta que saquea todo y deja una desigualdad social innombrable.
Por ese motivo del camino fácil también hay una desorganización latente en una ciudad que se mueve a los trompicones como Bogotá, Cartagena y Barranquilla principalmente. El Metro funciona a medias y en un trayecto muy limitado de la ciudad, siendo que solo cuentas con dos líneas: la verde y la amarilla.
Igual se podrían encontrar similitud en los vendedores ambulantes, en la indigencia, en la desigualdad, en el contraste abrumante del rico y del pobre, del que lo tiene todo y el que no tiene nada, en la burocracia interminable y en otros acontecimientos que cualquier colombiano y /o latinoamericano, principalmente, cerrando los ojos podría fácilmente pensar que está en su ciudad natal.
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