Abril de 2013 quedará en la historia de Barranquilla por haber sido el mes en el que se llevó a cabo la primera feria de arte de la ciudad. En esta expusieron 28 galerías, 10 de ellas internacionales. Obras de recnocidos artistas tampoco faltaron: Edgar Negret, Alejandro Obregón, Enrique Grau fueron algunos de ellos. También quedará en el recuerdo la subasta benéfica que realizó la casa Christie´s, donde se vendieron obras de artistas mundiales, entre ellas, un mano alzada de Botero por 50 mil dólares. También fuera de subasta se negoció un Picasso del año 61 que era sin duda una de las grandes atracciones del evento.
En términos generales la feria tuvo más puntos positivos que negativos. Nada más por citar que fue un evento sin precedentes en la Puerta de Oro de Colombia donde hubo más de 2000 obras y donde mucha gente pudo apreciar la calidad de los artistas. La cifra de visitantes se estima en cerca de 25 mil que asistieron durante los 4 días.
Lo logístico tampoco decepcionó. La iluminación y el sonido fue óptimo.
Además la feria no solo mezcló el arte pictórico estrictamente, sino que conjugó otras artes como la fotografía, donde hubo una sala especial para el fotógrafo paisa Mauricio Vélez con su serie fotográfica “Mitad Ángeles, mitad demonios” y también la moda, donde fue invitado el reconocido diseñador valluno Carlos Arturo Zapata, quien contó con una sala VIP donde estaban expuestas fotografías de sus mejores diseños durante su carrera próxima a cumplir 25 años.
Hubo también conversatorios y ruedas de prensa que hicieron que el arte se acercase más a un gran público. Hubo espacios gratuitos para estudiantes de colegios en las jornadas diurnas en el Salón Jumbo del Country Club, lugar donde se realizó el evento; muestra esto de una buena voluntad en la organización. La cual además tiene un trasfondo social en la gestión de la Fundación Huellas con Futuro que reinvertirá ganancias de la feria en obra social con niños de escasos recursos y madres gestantes.
A considerar
Sin embargo para próximas ediciones se debe considerar un mejor mercadeo para un público interesado en comprar obras de arte, y no en hacer vida social en un evento de arte (para muchos de los artistas, la feria no fue rentable en venta de obras); pues de los dos primeros días con invitaciones privadas al evento no se logró atraer la atención de verdaderos compradores.
También se debe considerar mayor participación de los artistas locales para ser voceros de adentro para afuera. Los artistas barranquilleros no lucieron por su entrega al público y por ser referentes de participación artística local. Debió ser esta feria una bonita oportunidad para haber compartido con los creadores de la ciudad. Esto último produjo que otros artistas tomaran el protagonismo de la feria como sucedió con Mauricio Vélez como fotógrafo, o Jorge Pizzani, el artista plástico venezolano que terminó acaparando las miradas de los asistentes.
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