Entrevista. Víctor Gaviria y su relación con el cine

                                               Foto: Juan Quintero Herrera

Víctor Gaviria, el director colombiano que se hizo famoso por La vendedora de rosas (película selección oficial en Cannes en 1998, basada en el cuento La pequeña cerillera del escritor danés Hans Christian Andersen), aunque muchos no sepan, ha dirigido todo tipo de producciones. Principalmente documentales, cortometrajes, y cuatro largometrajes de ficción (Rodrigo D no futuro, La vendedora de Rosas, Sumas y restas, y su más reciente de 2016, La mujer del animal), material suficiente para entronar a este antioqueño como uno de los mejores directores en la historia del cine colombiano. Y esto lo ha logrado con características de un cine que se diferencia de cualquier otro en el plano nacional.

Su modo de ser es carismático, y tiene la capacidad de atender a todas las personas que se le acercan; y de tratar a conocidos y extraños como a amigos de hace mucho tiempo. Antes de dedicarse a la dirección, estudió psicología, y antes se había dedicado a las letras, principalmente a la poesía; pero el séptimo arte era realmente lo de él.

Estas son sus respuestas a algunas preguntas sobre su relación con el cine.

¿Cómo fue tu primera experiencia de creación cinematográfica?


VG: Sí. Todo comenzó con una cámara súper 8 que me regaló mi hermana. Ella vivía en Chicago y nos mandaba regalos, y como a los cuatro cinco años de estar allá, una vez me regaló una cámara. Ella me la mandó una carta donde decía que me la mandaba para que me acordara de mi papá.Con esa cámara comencé a hacer algunas cosas.

¿Por qué te regaló la cámara para que te acordaras de tu papá?


VG: Bueno, es que yo soy el sexto de una familia de 8 hijos, y mi papá tenía la costumbre de filmar los acontecimientos familiares más importantes, cumpleaños, idas a la finca, entre otras cosas, y entonces después nos reuníamos y las veíamos, siendo yo aún un niño, pero eso era un gran acontecimiento porque en esa época en Colombia solo había un canal de televisión en blanco y negro, y lo otro era ir al cine, pero es que antes ir al cine era un acontecimiento. Y por eso el hecho de vernos allí en esas imágenes grabadas y por cierto insonoras, era algo único; los abuelos, los tíos, los primos. Eso sin duda fue algo que después me tocó mucho y se quedó conmigo para después decidirme a hacer cine.

¿Y la cámara sirvió para tus primeros proyectos cinematográficos?


VG: Sí, porque ya yo era un fanático al cine, de verlo, sin pretensiones técnicas. El regalo de la cámara coincidió con el primer festival de cine subterráneo en Medellín, en súper 8, que era un evento de cine muy bonito, y en esa época unos amigos estaban haciendo un corto sobre un cuento de Cortázar “Casa Tomada” que a mí me gustaba mucho, y allí fue naciendo mi interés de hacer cine. Después yo hice un documental en un instituto de ciegos que fue mi primera producción.
Y es que ir a cine antes tenía un romanticismo que no tiene ahora. Uno esperaba los ciclos de cine con mucha expectativa, pues ver una película de determinado director era muy difícil. Hoy uno decide ver una película y la descarga en internet, y listo.


¿Fue el cine una salida para contar historias que no podías contar con las letras, (Víctor Gaviria escribió Con los que viajo sueño (Premio Eduardo Cote Lamus, 1978), La luna y la ducha fría (Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia, 1981) entre otros libros.) o simplemente fue otro espacio de expresión artística?


VG: Como tal el cine me permitió contar lo que quería contar. El cine por su amplitud te permite contar muchas cosas. Yo realmente me considero un cineasta más que otra cosa, pues fue realmente en el cine donde pude expresarme a plenitud.

Las influencias, la pregunta de siempre, ¿cuáles fueron las tuyas?


VG: A mí me gustó mucho el cine italiano: Pasolini, Ettore Scola, Bertolucci, Antonioni; y también el nuevo cine alemán; el de los franceses: Godard Truffaut, Rohmer. Aunque me gustaba el cine americano, me llamaba más la atención el cine de autor.

Ahora que hablas del cine italiano, algunos críticos consideran que tú tienes unas influencias neorrealistas, que tu cine camina en la delgada línea de la ficción y el documental. ¿En qué momento decides que quieres hacer cine de ficción, y te aventuras por ese mundo que es totalmente creado así tenga unas bases muy reales?

VG: Desde el principio quería hacer cine de ficción, y creo que eso fue lo que me diferenció de mis amigos, pues ellos siguieron haciendo documental. Sin embargo mi cine siempre se nutre de la realidad, hay siempre algo de documental.

Una pregunta que se hace mucha gente es: ¿por qué no has hecho más películas?

VG: Creo que es porque ha habido una incomprensión con mis películas de actores naturales que creen que son iguales a las otras películas, y no es así. Entonces yo he rechazado películas que son totalmente ficción que a mí no me interesan. Pues mis películas deben hacer contacto con la realidad. Desde esta posición se choca mucho con los productores porque a veces se quieren imponer y no respetar los tiempos ni los procesos que conllevan, y en ese sentido mis películas tienen eso, que hay que respetar porque si no quedan pésimas. Las películas con actores naturales requieren de una preproducción que a la vez es de casting, y que al menos es de seis meses, y entonces los productores no esperan hacer ese proceso y quieren imponerse y allí no coincidimos.

Para cerrar, ¿qué le recomiendas a los que quieren hacer cine, y que ven una producción cinematográfica como algo tan complicado?

VG: Principalmente la invitación es a trabajar en equipo. Como cineasta se necesita hacer un grupo de trabajo e ir aprendiendo en la marcha, vas encontrando caminos y personas que te pueden ayudar a hacer el cine que quieres, pero principalmente es un proceso que debe ser en equipo.

La mujer del animal (2016) es la última película de Víctor Gaviria. Esta nace de un proceso de investigación que el director hizo sobre mujeres que sufrieron la maldad de un hombre que las convertía en animales.
En esta producción Gaviria nuevamente recurre a los actores naturales, seleccionados tras un dedicado proceso de casting y un trabajo de preparación actoral para interpretar cada uno de sus roles.
En La mujer del animal se hace una radiografía de la violencia de género que se alimenta de la complicidad, el silencio y la impotencia cotidiana de las personas que son testigos del fenómeno.




Comentarios

NEBHULA ha dicho que…
https://www.facebook.com/josema.merabeltran Hola soy Josema DIRECTOR de Editorial Nebula, no le encuentro por facebook, saludos
NEBHULA ha dicho que…
Amigo, Saludos, insisto, tienes mensajes en twitter, aquí en tu blog, cerramos plazas en dos dias, ponte en contacto con nosotros.