Quienes asistieron a Barranquillarte 2013 recordarán a un artista que cautivó con su estilo. Su nombre es Jorge Pizzani, nació en el llano venezolano, (1949, Acarigua, Portuguesa) y es uno de los artistas vivos más respetados de sus país y del continente americano.
Jocoso, espontáneo, mordaz, divertido pero a la vez con el coraje y la entrega que caracteriza a un gran artista. La idea no es hacer un recuento de sus logros y sus exposiciones internacionales, porque sería redundar, más bien se intenta con este escrito, al igual que sus obras, captar una emoción.
Durante Barranquillarte 13, a finales del pasado abril, y sin proponérselo Jorge Pizzani fue el foco de atención. Quienes estuvieron en la feria pudieron ver la figura de este hombre más bien pequeño y a medias canas que caminaba de un lado a otro, integrándose con los visitantes deseosos de arte, comentando, enseñando pero también aprendiendo. En este sentido fue un artista, tal vez el más humilde y abierto, pues otros decidieron estar con sus grupos de amigos y conocidos.
Otra de las razones por la cual Jorge Pizzani llamó la atención del público fue por la oportunidad que tuvo de realizar una vernissage la noche del viernes (el día más concurrido de la feria). En esta cuatro telas, en vivo y directo, pasaron de su blanco virgen a creaciones coloridas. Fue así que esos fondos blancos, en manos del artista, se convirtieron en unos rostros expresivos.
El artista comenta que desde niño sintió el deseo por dibujar, y que el tiempo fue marcando la pauta de su obra, la cual hoy, después de tres décadas de entrega absoluta, dan fe de su estilo artístico.
La curadora y crítica de arte, Ruth Auerbach considera que “Pizzani produce desde el inconsciente, ubicándose al borde entre la vigilia y el sueño, entre lo sagrado y lo profano. Sin recurrir a una imagen preconcebida, construye cada rasgo de sus enigmáticos personajes a través de la yema de sus dedos en una estrecha relación cerebro-soporte que irrumpe y se materializa sobre el lienzo desde la acción pictórica y la destreza del dibujante”. Y justo esto se ve en el artista en su proceso creativo que permite al público observar su creación en vivo, transformadora, que crea un momento único de tensión y búsqueda para quienes lo ven.
De sus obras sobre la tela tiene un decálogo que en sí son 22 puntos donde trata de acercarse al porqué de este proceso. El tercer punto reza: dejar al inconsciente decidir el trazo más conveniente. O el sexto que dice: el arte es aferrarse a la vida para hacerla inmanente. Por su parte, el noveno considera: Lo estático del movimiento…sublime. O el doce que asegura: La noción poética reside en el concepto.
Y así en términos generales todos ellos van tras la pista de lo exploratorio, de la búsqueda personal del artista con su lienzo. De esta manera Jorge Pizzani se expresa y le da un aire fresco al arte latinoamericano.
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