De manera un poco irónica en el Instituto Cervantes de Sao Paulo, Jorge Edwards, uno de los últimos referentes literarios asociados al boom latinoamericano, y sin duda uno de los máximos escritores de las letras chilenas, presentó la versión en portugués de su libro El origen del mundo.
Bajo el sello editorial Cosac Naify, que ya ha publicado obras traducidas al portugués de varios autores de lengua española, se presentó A origem do mundo, libro del año 1992. Y fue el mismo autor, a partir de anécdotas, quien comentó cómo nació esta obra y relató algunas otras historias de su vida que de una u otra forma están ligadas a la historia de la literatura latinoamericana, de la política, de su país Chile y de muchos amigos que marcaron su pasado.
El origen del mundo; un divertimento
“Lo escribí como un divertimento”, dice Jorge refiriéndose a esta novela que tiene toques de investigación y humor. Con referencias a una pintura del pintor realista francés Gustave Courbet, la cual tiene un título homónimo al libro, Origen del mundo, que fue controvertida y provocadora en su tiempo por representar el sexo de una mujer, nació una de las inspiraciones de esta obra, pero también de un amigo suyo quien le contaba de un dilema personal donde por ciertos motivos debía decidirse qué escoger en su vida: si una mujer o una botella de alcohol. Al final su amigo se decidió por la botella de alcohol. La influencia de este amigo está en uno de los personajes del libro. Haciendo reflexión del resultado final de esta obra, el escritor afirma que a veces de los divertimentos salen cosas serias. Pues considera que un buen novelista debe ser una persona con buen humor.
-Proveniente de una familia de banqueros y del área financiera, nadie creyó en su familia que saliera un escritor, pero esa fuerza estaba en él desde muy temprana edad-.
Otras anécdotas
Nadie en su familia creía que nacería un escritor
Proveniente de una familia de banqueros y del área financiera, nadie creyó en su familia que saliera un escritor, pero esa fuerza estaba en él desde muy temprana edad. Su padre, que después de un tiempo, cuando al fin aceptó la labor de su hijo como escritor, lo exhortaba a que fuera de lunes a viernes abogado y que los fines de semana se dedicara a la escritura; sugerencia que lo malhumoraba mucho, pero que hoy en día y con la experiencia de los años ve con más coherencia.
Autopublicación, así nació su primer libro
Un compendio de cuentos que agrupó bajo la línea temática de historias desde el punto de vista de un niño o adolescente fue su primera publicación. Sin el amparo de su padre que hubiese podido ayudarlo a publicar y sin la fuerza de una casa editorial que lo amparara, el joven Jorge decidió crear una especie de preventa donde vendía una boleta en la que garantizaba entregar un ejemplar de su libro con su respectivo autógrafo. Pero este ingenio no alcanzó y finalmente firmando letras de cambio emprendió la aventura con la complicidad de un amigo impresor.
Influencias literarias y recuerdos de sus inicios en las letras
“Se leía Kafka, Faulkner y algunos leíamos Marcel Proust”, confiesa él, y con relación a su época rememora a personas vinculadas al arte y con un Santiago, la ciudad donde creció, con unas motivaciones artísticas grandes, como recordar que por un bar de jazz pasaron iconos como Louis Armstrong o Miles Davis. Pero también de amigos de la vanguardia, tan amantes del licor como del fútbol, de la pintura, de la música clásica, y que creaban artísticamente al son de la diversión, en un Santiago que, al compararlo con el de hoy, cree que aquél, y Chile en general, tenía un apetito mayor por la cultura al que él hoy puede percibir.
Cuba, Machado de Assis y un adelanto de su próxima novela
Para finalizar su charla, el escritor recordó su época diplomática en Cuba, cuando fue enviado por el gobierno de Salvador Allende para reanudar relaciones con la isla. Rememora que al llegar fue recibido en la madrugada por el mismo Fidel Castro, quien no solía recibir a ningún miembro diplomático pero que sin duda hacía una excepción con él por venir de un gobierno con ideas de izquierda. Pero en su diario vivir fue comprendiendo la realidad de la represión intelectual, por testimonios de artistas y por lo que él mismo pudo sufrir. Al punto que supo que podía estar siendo espiado por fuerzas del gobierno. Todas estas percepciones el escritor las anotaba en un cuaderno, pues las consideró como importantes y una posible fuente de escritura, pero al tener la paranoia de ser vigilado empezó una escritura en clave personal que rápidamente él mismo olvidaría.
Después de un tiempo sus sospechas fueron verídicas, y fue citado nuevamente con Fidel Castro, ocasión de una conversación tensa en la cual fue negado a seguir en la isla. De esta experiencia nació su libro Persona non grata, que fue tan prohibido en Cuba como en Chile, luego por el gobierno de derecha de Augusto Pinochet.
También recordó su gusto por el escritor y poeta brasileño Joaquim Machado de Assis, que conoció por recomendación de un amigo que le dijo lo bueno que era este autor. Desde entonces se apasionó por sus letras al punto de que en 2002 publicó una obra sobre él titulada Machado de Assis.
Como cierre quedó la expectativa de su próxima novela, que tiene a personajes como Pablo Neruda (quien fuese su amigo y con quien Edwards trabajase en la Unesco) y su madre, quien antes de morir recibió una posible carta que el poeta chileno le enviara a ella, aun sin conocerla personalmente sino teniendo referencia de ella por una amiga en común. La carta finalmente se perdió pero la idea ha sido inspiradora para su escritura próxima, la cual piensa trabajar de lleno en un periodo que va a tomarse de tres meses en su natal Chile. Sobre esta novela concluye: “Es un poco fúnebre, pero bueno, quizás yo la estoy escribiendo porque estoy más cerca de esa situación”.
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