Her: o la tecnología para la soledad

“Her”, la última película dirigida por Spike Jonze,  ganó el Oscar a mejor guión original. Si se tiene en cuenta su planteamiento concernista sin caer en el Apocalipsis (o al menos no el que nos tienen acostumbrados a mostrarnos las habituales películas de Hollywood), entonces ya esta tiene un buen camino andado para haberlo ganado. 
“Her” gira en torno al concernismo, corriente que estudia problemas ( y futuros problemas) de la sociedad en que vivimos, producto de los avances tecnológicos. Es una mirada con tintes filosóficos posmodernos que nos acerca a lo que se nos está viniendo. 

Pero más allá de su temática,  “Her”  es una joya cinematográfica que el tiempo la consolidará aún más. Pues sin caer en los excesos, el climax dramático de la película es auténtico. Un hombre solo como muchos otros seres humanos solos en un mundo tecnificado, donde la tecnología no brinda ninguna alegría. Esos personajes conviven en una ciudad que no terminamos de identificar; puede ser Los Ángeles,   Chicago, Tokio, Londres; o de todas un poco. En esa ciudad misterio la tecnología ha solucionado los inconvenientes habituales de los seres humanos, pero ha dejado abierto uno que ellos no logran percibir: la soledad. Allí Theodore Twombly (Joaquin Phoenix) parece tener una vida tranquila y feliz. Trabaja como escritor de mensajes personalizados para fechas especiales, y tiene una relación casi ideal con su mujer Catherine (Rooney Mara). Pero la soledad lo aterra, la rutina lo embulle y no sabe a veces por qué seguir haciendo lo mismo. Por eso deja a su mujer y en una de esas tantas variedades tecnológicas que hacen parte del mercantilismo, se encuentra con un sistema operativo que puede llegar a identificar con espontaneidad a su cliente y así concretar una relación muy parecida a una real entre dos humanos. Más por descarte que por otra cosa, Theodore acepta y allí su vida cambia, pues se encuentra poco a poco con una mujer que entiende sus problemas (representada por la voz de «Samantha» (Scarlett Johansson),   lo cual le permite  tener una nueva esperanza en la vida y en el amor. 

Pero no todo podía ser perfecto. Al comienzo sí, luego nos desencantamos… las maquinas por más humanizadas que sean siempre buscaran ventas y mercantilismo. El amor también se vende y un corazón roto de un cliente no va a acabar con el negocio. ¿Será que los colores vivos de las camisas y chaquetas de Theodore son la única oposición verdadera de vitalidad a tanta frialdad en ese mundo de solitarios? 

Por último para destacar sobremanera la actuación de Joaquin Phoenix. Gran parte de la película es él frente a la cámara. Bueno, también hay que tener en cuenta el binomio junto a la voz de Scarlett Johansson.  Por esto es que si no entiende el inglés, aun así vale la pena asistir la película en  su idioma original, dado que tiene mucha fuerza dramática escuchar la sola voz de la actriz neoyorquina.

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