La violencia como negocio de los medios

Debemos preguntarnos también hasta qué punto esto del periodista-ciudadano, el uso de las nuevas tecnologías y la capacidad de subir contenidos a la world wide web están influyendo en los contenidos informativos que hoy en día consumimos.


Contenidos violentos están a la orden del día en las redes sociales

La atracción por la sangre, por las muertes en directo y por todo tipo de vejaciones han sido siempre atracción y morbo de muchos. Historiadores afirman que uno de los motivos de la euforia monumental que producía la arena y el circo romano en el pueblo era por la adrenalina que aseguraba la muerte en vivo de uno de los gladiadores y las posibles arremetidas mortales de los animales salvajes contra los actuantes. 
No es novedad tampoco el morbo que crea cuando hay un atentado o crimen y se agolpan los transeúntes cerca de la escena para ver el resultado final de sangre y dolor. 

Hasta ese punto es entendible, como también es entendible que desde el cine se hayan llevado a cabo intentos por incentivar a los habidos de este tipo de entretenimiento o desviación. Por tal se han hecho películas “snuff” que castellanizando su significado se refiere a matar. Entonces nacen estas recreaciones que son supuestas grabaciones de asesinatos, violaciones, torturas y otros crímenes reales (sin la ayuda de efectos especiales o cualquier otro truco) con la finalidad de distribuirlas comercialmente para entretenimiento. Ejemplos de estos intentos en películas comercializadas o de estudio fueron cintas como Holocausto Canibal de Ruggero Deodato o la serie de filmes japoneses Guinea Pig, por el fuerte contenido de estas obras incluso fueron requeridos judicialmente sus productores para demostrar la no veracidad de las grabaciones. Así en el curso sanguinolento del espectáculo se ha visto mezclado entre diferentes intentos, algunos al punto de considerar obras como reales y que lógicamente se mueven o se movían en circuitos clandestinos. Y es que se dice se movían clandestinas porque hoy en día están a la orden de cualquiera y para todo público. En la actualidad los mismos medios de comunicación y el auge de las redes sociales ha validado y hasta banalizado estas prácticas ya no cinematográficas (simuladas) sino verídicas de una realidad estresante y enfermiza donde la muerte, la tortura, las violaciones, el maltrato infantil, el maltrato animal y cualquier aberración posible está disponible en la fuerza sin control de la internet y publicitada con esmero en los medios de comunicación. 

Tesis, aquella película de Alejandro Amenábar y que causó furor y le dio un aire fresco al cine español por adentrarse en este mundo de la cinematografía snuff, hoy en día es ínfima e irrelevante en su temática si caemos en asistir los videos de los decapitados por ISIS; serie de muertos que se nos venden en la dinámica de un próximo capítulo, siendo que esa próxima escena es la muerte de un ser humano, como usted o como yo, y no una representación. Ya no es un mercado clandestino para psicópatas o traumatizados este tipo de contenidos, por el contrario parece que por una razón valedera los medios tradicionales (televisión, radio y prensa escrita y su portales web) con sus respectivos líderes empresariales de la información mundial (principales cadenas informativas, canales y periódicos) quieren educarnos en la cultura de la muerte y la insensibilidad. 

O es ¿Qué acaso necesitamos en este mundo ya cruel ver como es torturada una mujer en Río de Janeiro por grupos marginados que cobran sus deudas de pandillas, grabando sus vejaciones? O ¿por qué quedamos expectantes de ver al niño en India que es deglutido por un tigre? 

Luego están las torturas en Oriente, las muertes de periodistas aquí y allá, los abusos de fuerzas de militares que hacen ver como un lugar común una muerte a sangre fría o el absurdo y perturbado ataque a animales ( perros y gatos) principalmente que son torturados y aniquilados sin censura. 
Lo más grave de este asunto es que estos contenidos están sin ley ni regulación yendo de un lado a otro. Habrá que preguntarnos si la restricción que tiene Youtube, la principal red de videos en el mundo con escenas de sexo también las tiene para la violencia. Habrá que preguntarnos qué filtros se están haciendo en los medios de comunicaciones tradicionales. Parece que se ha dado una luz verde a vender estos productos insensibles y nada constructivos al mundo entero. ¿Por qué se quiere validar la violencia como partera de nuestra sociedad? ¿Es que…acaso no se puede denunciar sin caer en la provocación y lo chocante? ¿Acaso se debe vender la noticia al precio que sea? 

La denuncia a lo incorrecto y lo inmoral nunca debe dejar de hacerse pero se debe considerar a todo el público, ya no solo al de la televisión o al de la radio. Entonces este gigante de la Internet con sus monumentales empresas (Facebook, Youtube, twitter, Google, etc), por cierto casi todas de origen estadounidense deben jugar ese papel importante, junto a los ya citados medios tradicionales de nuestros países que guiados por un orden mundial se desbocaron en ver la ignominia como normal. 

Para cerrar, ya no son los ríos de tinta sangre del cine gore de George Romero o el Kill Bill de Tarantino. Ya no es un vídeo aislado del ahorcamiento de un vil Sadam Husein. Hoy por el contrario, nos llegan las realidades de muerte y abuso de cualquiera, que podríamos ser nosotros (el vídeo del hombre que se quemó en un accidente de tránsito, las fotos de la mujer que fue violada, el ultimo decapitado por ISIS, y así y así cada día) vendiéndose y metiéndose a fuerza en nuestras cabezas ya no como una denuncia sino como el pan y el circo de la antigua Roma a través de nuestros noticieros, en nuestras radios y por supuesto en la World Wide Web.

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